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Así puede evitar ser 'víctima' de la obsolescencia programada

Compras un teléfono móvil. Te das cuenta de que no falla en absolutamente nada en un primer momento. De momento todo perfecto, pero, pasa el tiempo y comienzan los problemas. El dispositivo empieza a sufrir fallos y te preguntas si realmente valió la pena comprarlo. Lo que se esconde detrás de esto es un fenómeno que no se ve, pero que muchos conocen: la obsolescencia programada. "Es el mecanismo por el cual algunos fabricantes de dispositivos electrónicos o electrodomésticos dotan a sus productos de un período de vida tras el cual estos elementos dejan de recibir o bien actualizaciones o bien dejan de funcionar", dice José David Martín Nieto, ingeniero voluntario de 'Project Crea'. En otras palabras, la tecnología tiene una fecha de caducidad. Hay productos que tienen una vida útil bastante limitada. Esto no es fruto de la casualidad, sino que existe una planificación previa por parte de los fabricantes. Como consecuencia, el impacto medioambiental es gravísimo.

Los 'Repair Caffé', una forma de luchar contra la obsolescencia programada

En el año 2007 nacía en Países Bajos el primer 'Repair café'. Son pequeños talleres donde de forma completamente voluntaria un grupo de reparadores dan una segunda vida a los dispositivos. Poco a poco fueron expandiéndose a otros países europeos y en el año 2015 aterrizó en España la primera fábrica.   "Lo que intentamos es que las personas tengan la capacidad de entender que podemos darle una segunda vida a todo, ya bien sea productos electrónicos, electrodomésticos", cuenta José David. Cuando los productos dejan de funcionar, podemos recurrir a la reparación o al desecho. Sin embargo, reparar los mismos a veces no es una buena opción pues en muchos casos los dispositivos están diseñados para que no puedan incluso ser arreglados. "Tras ello, la única solución que nos queda es desecharlos", lamenta el voluntario. "Hay otra serie de componentes electrónicos que no son reciclables y por lo tanto acaban desechados, en el mejor de los casos en vertederos, y en el peor de los casos acaban en cualquier lugar de nuestro planeta (ríos, mares...), produciendo contaminación continuada, que a día de hoy no sufrimos pero quizás mañana nuestros hijos y nuestros nietos sí van a tener que padecer". En este caso, el problema al que se enfrentan los 'Repair Cafés' no es sencillo. Cuando los voluntarios intentan de todas las maneras reparar un producto pero no lo consiguen, lo denuncian a las organizaciones competentes para que transmitan la información a los fabricantes. Así, solicitan a estos que "se vean obligados a mejorar en una economía circular y en una conciencia de medio ambiente y ecología que sus productos puedan ser reparables y que no sean productos de desechos y desperdicios continuados", explica José David Martín. La compra de productos de segunda mano puede ser otro gesto de resistencia ante la obsolescencia programada. Desde Feniss se dedican a "fomentar la reutilización y el reciclaje de los productos, promover el uso de productos de segunda mano y establecer el sistema de reciclaje adecuados para ayudar a reducir la generación de residuos", tal y como señala Benito Muros. Pero a nivel legal también falta mucho por hacer en este sentido, según cuenta el experto. "Deberíamos regular a nivel de leyes también la obsolescencia programada efectiva, ayudas fiscales para las empresas que trabajan con mayor durabilidad fabricando productos duraderos", explica Benito Muros. En Feniss también consideran que es necesario educar y concienciar a los consumidores acerca del fenómeno. "Creo que es muy importante informar a los consumidores sobre los problemas asociados a la obsolescencia programada, puede ayudar mucho a generar una demanda de productos más duraderos y sostenibles", concluye.

50 millones de toneladas de basura tecnológica al año

Se calcula que al cabo de un año se generan casi 50 millones de toneladas de basura tecnológica, según confirma el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas. Los riesgos de la obsolescencia programada son muchos, y entre ellos se encuentra también la salud de los ciudadanos. "Cuando se practica con productos que están diseñados para tener una vida útil muy limitada, genera enormes desperdicios de recursos naturales, energía y de mano de obra", afirma Benito Muros, presidente de la Fundación Energía e Innovación Sostenible sin Obsolescencia Programada (Feniss).

El daño financiero

Feniss es una de las muchas fundaciones que luchan contra este fenómeno. Avisan del trasfondo económico que hay detrás de la obsolescencia programada: "A lo largo de nuestra vida gastamos entre 50.000 y 60.000 euros para comprarnos productos móviles y electrodomésticos, todo tipo de productos que están determinados para tener una vida útil muy corta y eso causa un daño financiero a todos los consumidores". Por ello, una forma de resistir al fenómeno es aplicando un modelo de economía circular. Este se basa en un mecanismo de producción y consumo donde todos los materiales se pueden compartir, reutilizar, renovar, reciclar y reparar para alargar al máximo la vida de los dispositivos electrónicos y electrodomésticos. "Combatir la obsolescencia programada significa ayudar a nuestro ecosistemamantener el equilibrio del mismo dando una segunda vida a elementos electrónicos o electrodomésticos y que ayudarán también a una economía circular, ya que estamos reciclando y dando la posibilidad de que esos elementos no acaben contaminando el planeta", explica José David Martín. El innovador proyecto de la compañía 'Atunlo', que produce aceite semirrefinado a partir de cabezas de atún, es un claro ejemplo de la puesta en marcha de la

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